Un sabio se puso delante de un público y contó un chiste.
Todo el mundo se empezó a reir.
Después de un momento, contó el mismo chiste, pero esta vez menos gente se reía.
Contó el mismo chiste una y otra vez, pero nadie se reía.
Él sonrió y dijo: "No puedes reirte de la misma broma una y otra vez, pero ¿por qué sigues llorando por lo mismo una y otra vez?"
Soy Pilgrim
Hace 5 años
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